"Has de saber, hijo mío, que ha cambiado el curso de la naturaleza, de modo que (...) podrás ver, sin inquietarte demasiado, evadirse los espíritus (...) en el aire; se condensarán en forma de bestias monstruosas o de hombres que vuelan de un lado para el otro, como las nubes"
Ramón Llull -Bibliotheca Chemica Curiosa, tomo I, Ginebra 1702 (Compendium)-

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Propósito del Filósofo
Introducción al Pensamiento Alquímico
En nuestro más profundo pensar, siempre se dilucida la cuestión con que nos inundan los avatares, cambios o vicisitudes, y que tiene que ver con el progreso de nuestra persona, ante las transformaciones que pueden sucederse en la línea de la evolución y en la conquista por conseguir. Pero en la transformación por los misterios divinos nos llega la conclusión desde la profunda razón, en la inquietud con que se suceden los pronósticos por albergar los mismos.

En los trabajos realizados por alquimistas o hermetistas ya conocidos por todos nosotros, nos invocan en sus sabios argumentos sobre los Tres Principios de los Filósofos: Azufre, Mercurio y Sal; teniendo como cuerpo a la Sal, como espíritu al Mercurio, y el mediador entre éstos dos, el Azufre como alma. Es aquí donde esta última cobra todo el sentido entre los tres principios, ya que, el alma en su caída, logró conseguir su envoltura pneumática o "polvo de estrellas".

Alquimia
La alquimia era una técnica antigua practicada en distintas partes del Mundo, pero muy especialmente en la edad media, y que consistia, en descubrir alguna sustancia que transmutase los metales más comunes, en plata y oro; caracterizándose también, en conseguir por dichos procedimientos alquímicos, la curación de enfermedades y la prolongación de la vida del ser humano, ésto último, de manera existencial, infinita. Y más concretamente la espagírica, era el arte de la asimilación o depuración de los metales, la preparación de los medicamentos a raíz de sustancias minerales, o incluso la preparación de tinturas con fines distintos.

Esta antigua ciencia predecesora de la química moderna, y originaria prácticamente en la tierra del Sol, Egipto, fue el inicio de lo que sería posteriormente, una de las ciencias con mayor auge en la historia de la humanidad. Antiguos filósofos como Tales de Mileto, nos explica que el principio originario de las cosas en general, llegó a ser el agua, procediendo de ella todo y a lo que vuelve otra vez todo. Pitágoras, nos anuncia en su ley, sobre la composición del universo contenido en la cifra del cuatro, haciendo de la misma una teoría la cual ha servido para otras leyes o doctrinas posteriores. Para Heráclito, el origen fundamental de la materia provenía del fuego (esta teoría llega a ser similar a la de algunos científicos, respecto al Big Bang como la gran explosión que sitúa el origen del universo), y manifestando los cambios continuos del mundo entero. Empédocles, ya argumentaban sobre los cuatro elementos y su composición abarcante de todo lo que existe; pues según afirmaba, la realidad es cíclica, existiendo dos fuerzas activas y opuestas, antagonistas y a la vez actuantes en la separación, lejanía, o combinación, sobre los elementos de la tierra, aire, agua y fuego. También enseñó que toda clase de vida es consecuencia del movimiento nacido de la tensión que hay entre las dos fuerzas polares de la disputa y el amor. Demócrito / Paracelso...

Desde las cuatro esencias o Cualidades Elementales de la Materia: Frío, Humedad, Calor y Sequedad, se origina en el ser humano todo un compuesto hasta desplazarse en su vía de evolución y perfección llegando al Oro ("Aurum, Nostrun, Non, Est, Aurum Vulgi = Nuestro Oro, no es el Oro del vulgo común"). Y empezando por el Frío como una de las cualidades elementales, denota una impávidez -libre, sereno- ante la destrucción que realiza al cristalizar la Materia en la aniquilación de la expansión en el interior de lo caliente. Teniendo una connotación de acción-reacción en su función cristalizadora, de estrechamiento u obligación. En la humedad,